EUROPA
PRESS
26 diciembre
2019
Ayuno
intermitente, ¿en qué consiste? ¿Tiene algún beneficio?
En los últimos años se ha especulado
con que el ayuno de forma rutinaria durante un período de años e incluso
décadas condiciona al cuerpo a activar los mecanismos beneficiosos del ayuno
después de un período de tiempo más corto de lo habitual.
Un artículo de revisión publicado en la revista 'The New England
Journal of Medicine', realizado por el
neurocientífico de la Universidad Johns Hopkins Mark Mattson,
concluye que el ayuno intermitente cuenta con evidencia científica que avale su
uso.
Mattson, quien estudió el impacto en la
salud del ayuno intermitente durante 25 años y lo adoptó él mismo hace unos 20
años, escribe que esta medida "podría ser parte de un estilo de vida
saludable".
Profesor de Neurociencia en la Facultad de Medicina de la
Universidad Johns Hopkins, Mattson dice que su nuevo
artículo está destinado a ayudar a aclarar la ciencia y las aplicaciones
clínicas del ayuno intermitente de manera que pueda ayudar a los médicos a
guiar a los pacientes que quieran probarlo.
Una serie de estudios en animales y algunos humanos han
demostrado que alternar entre los tiempos de ayuno y alimentación favorece la
salud celular, probablemente al desencadenar una antigua adaptación a los
períodos de escasez de alimentos llamada cambio metabólico. Tal cambio ocurre
cuando las células usan sus reservas de combustible a base de azúcar de acceso
rápido y comienzan a convertir la grasa en energía en un proceso metabólico más
lento.
¿En qué consiste
el ayuno permanente?
Las dietas de ayuno intermitente, recuerda, generalmente se
dividen en dos categorías: alimentación diaria con restricción de tiempo, que
reduce los tiempos de alimentación a 6-8 horas por día, y el llamado ayuno
intermitente 5:2, en el que las personas se limitan a un moderado tamaño de
comida dos días a la semana.
Mattson asegura que los estudios han
demostrado que este cambio mejora la regulación del azúcar en la sangre,
aumenta la resistencia al estrés y suprime la inflamación. Debido a que la
mayoría de los estadounidenses comen tres comidas más refrigerios cada día, no
experimentan el cambio o los beneficios sugeridos.
En el artículo, Mattson señala que
cuatro estudios en animales y personas encontraron que el ayuno intermitente
también disminuyó la presión arterial, los niveles de lípidos en la sangre y la
frecuencia cardíaca en reposo.
También se acumula evidencia sobre que el ayuno intermitente
puede modificar los factores de riesgo asociados con la obesidad y la diabetes,
dice Mattson.
Dos estudios en la Fundación del NHS del Hospital
Universitario del Sur de Manchester de 100 mujeres con sobrepeso mostraron que
las que estaban en la dieta de ayuno intermitente 5:2 perdieron la misma
cantidad de peso que las mujeres que restringieron las calorías, pero
obtuvieron mejores resultados en las medidas de sensibilidad a la insulina y la
reducción de grasas del abdomen que las del grupo de reducción de calorías.
el ayuno podría también beneficiar
al cerebro
Más recientemente, añade, los estudios preliminares sugieren
que el ayuno intermitente también podría beneficiar la salud del cerebro. Un
ensayo clínico multicéntrico en la Universidad de Toronto en abril descubrió
que 220 adultos sanos y no obesos que mantuvieron una dieta restringida en
calorías durante dos años mostraron signos de mejor memoria en una batería de
pruebas cognitivas.
Si bien se necesita mucha más investigación para probar los
efectos del ayuno intermitente en el aprendizaje y la memoria, Mattson dice que si se encuentra esa prueba, el ayuno, o un
equivalente farmacéutico que lo imite, puede ofrecer intervenciones que pueden
evitar la neurodegeneración y demencia.
"Estamos en un punto de transición en el que pronto
podríamos considerar agregar información sobre el ayuno intermitente a los
planes de estudio de la escuela de medicina junto con consejos estándar sobre
dietas saludables y ejercicio", dice.
Mattson reconoce que los investigadores
"no entienden completamente los mecanismos específicos del cambio
metabólico y que "algunas personas no pueden o no quieren adherirse"
a los regímenes de ayuno. Pero argumenta que con orientación y algo de
paciencia, la mayoría de las personas pueden incorporarlos a sus vidas.
¿Cuáles son los inconvenientes?
El cuerpo tarda un tiempo en adaptarse al ayuno intermitente
y superar los dolores de hambre iniciales y la irritabilidad que lo acompañan.
"Se debe advertir a los pacientes que la sensación de hambre e
irritabilidad es común inicialmente y generalmente pasa después de dos semanas
a un mes, cuando el cuerpo y el cerebro se acostumbran al nuevo hábito",
asegura Mattson.
Para manejar este obstáculo, Mattson
sugiere que los médicos aconsejen a los pacientes que aumenten gradualmente la
duración y la frecuencia de los períodos de ayuno en el transcurso de varios
meses, en lugar de implantarlo de golpe. Como con todos los cambios en el
estilo de vida, añade, es importante que los médicos conozcan la ciencia para
que puedan comunicar los posibles beneficios, daños y desafíos, y ofrecer
apoyo.